La estudiante Brianna Farris de 16 años encontró una manera poco usual de ayudar a sus amigos de colegio en sus necesidades personales: utilizó su casillero de útiles como un tablero de peticiones por las que ora cada día.
Según explica la menor, el objetivo es que los estudiantes puedan escribir y dejar solicitudes de “cualquier naturaleza” en el casillero, que luego Brianna lleva a casa para orar de manera individual.
Esta jovencita, originaria de Pell City (Alabama, Estados Unidos), decidió llevar su don a otro nivel luego de haber servido por varios años como “un hombro” para que sus amigos de Pell City High School lloraran.
“Siempre iba a casa y rezaba por mis amigos, así que tuve la idea de que las personas pudieran dejar oraciones o cualquier cosa que quisieran discutir en mi casillero.”
-Brianna Farris
Brianna reconoce que la iniciativa fue un desafío desde el principio: cuando le contó a su mamá, Candace Farris, le dijo que esta práctica podía causar controversia entre los estudiantes que eran escépticos al evangelio.
“Cuando me dijo por primera vez que se sentía guiada a hacer el casillero de oración, le pregunté qué haría si recibiera una nota fea”, dijo Candace.
“Lo pensó por un minuto y dijo: ‘bueno, yo también rezaría por ellos’. Entonces supe que ella sería capaz de manejarlo”, explica la madre de Brianna.
Y es que los mensajes negativos no han hecho falta. Aunque son pocos (menos de un 5% del total), Brianna cree que esto hace parte de su nuevo ministerio de oración. Dice con firmeza y confianza que “si alguien siente la necesidad de poner una nota mala en el casillero, entonces tal vez están tratando de comunicarse y pedir oraciones o ayuda también”.
Todo comenzó con una simple nota en el exterior de su casillero en donde Brianna escribía: “puedes dejar tus solicitudes de oración aquí”. Luego las personas dejaban sus notas anónimas o con su nombre.
La iniciativa tuvo un éxito inmediato: la primera semana recibió más de 10 peticiones. De hecho, ha conocido peticiones de estudiantes de varios cursos de su colegio e incluso de personal administrativo.
“Nunca imaginamos a cuántas personas edificaría y las vidas que impactaría”, dijo la madre, Candace, quien le ayuda a su hija a llevar las peticiones a la canasta de oración de su iglesia local.
Gracias a esta iniciativa, Brianna ha mostrado un compromiso más sincero con el Señor. Cree que no solo es un privilegio que sus compañeros confíen en ella, sino que además es una forma útil de servir en la obra de Dios.
Tal ha sido el impacto que Candace dijo que está inspirada en la fe audaz de su hija.
“Mi hija está mostrando a otros que no se avergüencen de su fe y que no tengan miedo de orar”, dijo Candace. “Es una joven muy valiente y fiel”.
Dado que Brianna se gradúa en el próximo año, ya empezó a buscar un candidato que pueda continuar con “el casillero de la oración”, idea que además empezó a expandir en otros colegios.
“Hay algunos estudiantes que no creen en la oración o están perdidos en sus creencias, y mi objetivo es que este casillero de oración los ayude a ver que es real y que funciona”, dijo Brianna.
“No presiono a nadie, pero solo espero que puedan ver a través de otros estudiantes que creen, que la oración es real y que puede tocar a todos en mi escuela y hacer una diferencia en sus vidas y decisiones”, comentó.