Jue. Abr 18th, 2024

Un misionero relató los abusos y sufrimiento que enfrentan los cristianos en Corea del Norte por profesar su fe en Jesús, quienes son llevados a campos de trabajo forzoso.

En 2019 Younghee, una joven mujer misionera, se convirtió en mártir de la fe en una prisión norcoreana. “Sabemos que este campo de prisioneros es notoriamente duro con los cristianos”, dijo Peter Lee, director de Cornerstone International Ministries.

Lee dice que “los internos del campamento mueren allí todos los días; muchos intentan escapar, pero la mayoría son capturados y devueltos a prisión”.

Muchos de los atrapados son arrojados a los perros hambrientos. Muchos son golpeados o pierden carne al ser mordidos por los perros; muchos prisioneros recapturados mueren. Los funcionarios de la prisión quieren que los presos vean lo que sucede cuando intentan escapar”.

-PETER LEE

La hermana Younghee recibió capacitación del ministerio Cornerstone en China por cinco meses en 2008. Tras regresar a Corea del Norte, plantó una iglesia clandestina que creció a 12 personas en unos años.

“A medida que su iglesia creció, su riesgo de exposición también aumentó. Finalmente, fue capturada y enviada a un campo por un período indefinido”, dijo Lee.

Tras ser encarcelada, los ministros de Cornerstone pidieron tener contacto con ella, pero cuando fueron a la cárcel para conocer su estado se enteraron que había muerto hacía tres meses y su cuerpo había sido incinerado.

Al interactuar con algunos oficiales, uno de ellos le dijo a los ministros, sorprendido, “nunca había visto a una mujer tan fuerte y honesta como su madre”.

El funcionario contó una conversación que tuvo con Younghee cuando cuestionó su fe.

“Le dije a tu madre: ‘No entiendo por qué una persona como tú, que es inteligente y no tiene nada, cree en un Dios que no podemos ver. Si hubieras negado a tu Dios, no hubieras tenido todo este sufrimiento. ¿no te arrepientes de ser cristiana?'”

Frente a la pregunta, Younghee le respondió: “nunca me he arrepentido de mi fe y no me arrepiento ahora”.

El funcionario de la prisión dijo que al final alivió la carga de trabajo de Younghee porque su cuerpo estaba demasiado débil.

“Pero ella era fuerte en su fe”, dijo. “Ella siempre ayudaba a otros prisioneros… toda la prisión sabía que era cristiana porque compartía su comida y otras necesidades básicas con otros prisioneros. Siempre estaba consolando a los que estaban solos y angustiados. Tenía la cara de alguien que vivía en un mundo diferente“, dijo.

Entonces el oficial de la prisión se puso de pie y declaró: “Aunque es difícil vivir en este mundo, ¡debes vivir como tu madre!”.

*Con información de www.cornerstoneusa.org