Jue. Mar 28th, 2024

Terremotos en Turquía y Siria: las claves para dimensionar la enorme tragedia.

“Estábamos durmiendo cuando sentimos un fuerte temblor de tierra (…) Con mi mujer y mis hijos corrimos hacia la puerta de nuestro apartamento del tercer piso. Cuando la abrimos, todo el edificio se desplomó”.

Así le narró a la AFP Usama Abdelhamid, un habitante sirio del pueblo de Azmarin, fronterizo con Turquía, el momento cuando el edificio donde vivía con su familia se derrumbó durante el violento terremoto que la madrugada de este lunes sacudió la zona entre el sureste turco y el norte sirio, y que dejó aás de 2.300 muertos (al menos 1.498 en Turquía y 851 en Siria).

Desde un hospital del noroeste de Siria, en la ciudad de Darkush, en la provincia de Idlib, Abdelhamid, herido en el frente, no logra contener las lágrimas y recuerda que quedó bajo los escombros del edificio de cuatro plantas, pero “Dios protector” lo salvó milagrosamente, a él y a su familia, cuenta. Todos sus vecinos murieron.

“Los muros nos cayeron encima, pero mi hijo consiguió salir y empezó a gritar. Luego la gente vino y nos sacaron de los escombros”, relató, conmovido.

El hospital donde Usama está internado no da abasto. Las ambulancias no dejan de traer heridos, muchos de ellos niños, según corresponsales de AFP. En una de las habitaciones del establecimiento, varios heridos yacen en las camas. Algunos con vendajes en la cabeza, otros con fracturas o hematomas.

No sentí nada igual durante estos años de guerra. Esto fue mucho peor que las bombas y las balas.

El primer terremoto, de magnitud 7,8, sacudió hacia las 4:17 a. m. (hora local) el sur de Turquía y el norte de Siria. Este último, en guerra desde hace casi 12 años, está dividido en zonas controladas por el Gobierno y en regiones bajo control de grupos rebeldes. Precisamente, Anas Habache, de 37 años, otra de las personas hospitalizadas en Darkush, resumió la magnitud de esa tragedia: “No sentí nada igual durante estos años de guerra. Esto fue mucho peor que las bombas y las balas”, aseguró.

Cuando Anas empezó a sentir el temblor fue a buscar a su hijo y le avisó con gritos a su mujer embarazada que fuera corriendo hacia la entrada de su apartamento, en el tercer y último piso de un edificio de Alepo. “Bajamos las escalera como locos, y cuando llegamos a la calle, vimos a decenas de familias asustadas —relató—. Algunos estaban de rodillas rezando, otros lloraban, como si fuera el día del juicio final”.

El segundo terremoto fue de magnitud 7,5 y se sintió hacia la 1:24 p. m. (hora local). Ankara informó que se produjeron además una cincuentena de réplicas.

Estas son las claves para dimensionar esta tragedia, que afecta sobre todo a Siria en un momento crítico de su historia.

¿Dónde ocurrió?

El terremoto golpeó fuertemente una región opositora de Siria sumida en la pobreza, donde la mayoría de la población son personas desplazadas por la guerra y cuya única vía de entrada de suministros es desde territorio turco, también muy afectado por el sismo de este lunes.

La provincia noroccidental de Idlib, el último bastión opositor de Siria, y partes de la vecina Alepo, también fuera del control de Damasco, son las zonas del país más cercanas al epicentro del terremoto, que además afectó a provincias en manos del gobierno de Bashar al Asad.

En total, esta nación, en guerra desde hace casi 12 años y que ya sufría una grave crisis humanitaria antes del temblor, ha perdido hasta el momento más de medio millar de vidas en la tragedia.

¿Por qué fue tan devastador?

La localización, la hora en que ocurrió, los lejanos antecedentes y unas medidas de seguridad poco rigurosas a la hora de construir ayudan a explicar el saldo de víctimas mortales.

Este fue el sismo más fuerte acaecido en Turquía desde 1939, y golpeó una región poblada. Ocurrió de madrugada, por lo que sorprendió a la población durmiendo.

La inmensa mayoría de las víctimas “quedaron atrapadas cuando se derrumbaron sus casas”, le explicó Roger Musson, investigador del Servicio Geológico británico a AFP. Los métodos de construcción “no eran realmente adecuados para una área proclive a grandes sismos”, explicó este experto.

(Los métodos de construcción) “no eran realmente adecuados para una área proclive a grandes sismos”.

La línea de fractura donde se produjo el movimiento sísmico estuvo relativamente tranquila en los últimos tiempos, aunque Turquía, por ejemplo, es una de las regiones sísmicas más activas en el mundo.

Un temblor en en la región de Duzce, en el norte, en 1999, causó más de 17.000 muertos. Esta vez el sismo se produjo al otro extremo del país, en lo que se conoce como la falla de Anatolia Oriental.

Esta región no había sufrido un sismo de magnitud superior a 7 en más de 200 años. Probablemente por ello, sus habitantes “se mostraron negligentes”, explicó Musson. Y a causa de ese largo periodo de relativa tranquilidad, la potencia de la falla “se fue acumulando”, explicó Musson.

La región sufrió otro temblor de magnitud 7,5 horas después, lo que confirmaría que se había acumulado mucha potencia que debía ser liberada, añadió.

De lado y lado

En el lado controlado por la oposición, el terremoto sacudió con fuerza territorio dominado principalmente por el Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamista en la que se incluye la exfilial siria de Al Qaeda, antiguamente denominada Frente al Nusra.

El organismo mantiene una administración paralela en sus áreas de control, si bien los Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que opera exclusivamente en las áreas opositoras de Siria, están liderando las tareas de rescate, como suelen hacer siempre que se producen ataques o accidentes.

También han sufrido otras áreas en el norte de Alepo, donde están presentes una miríada de grupos rebeldes y hay zonas bajo control directo de las fuerzas turcas y sus milicias aliadas, que tomaron varios puntos en tres ofensivas transfronterizas lanzadas entre 2016 y 2019.

En el resto de la provincia de Alepo, y las regiones de Tartus, Latakia y Hama, en manos del gobierno de Al Asad, también se han registrado un gran número de víctimas y derrumbes de edificios, pese a que se encuentran más lejos del epicentro, en el sureste de Turquía.

Un vecino de Alepo que pidió ser identificado solo por su nombre de pila, Sako, le aseguró a EFE que “muchos” edificios se derrumbaron en la urbe. “Estábamos durmiendo y de pronto toda la casa comenzó a temblar, vivo en un tercer piso y parecía que se estaba quebrando. Salí corriendo de la cama, cogí a mi familia y apuramos hacia el coche; condujimos hacia el área de Villat, donde hay un descampado sin edificios, y nos quedamos allí toda la noche”, relató.

La autoridades de Damasco han establecido un centro de operaciones en la capital para coordinar la respuesta al desastre en sus zonas, han ordenado la movilización de todo su personal sanitario y de emergencias y han comenzado a abrir albergues para ofrecer cobijo y alimentos a los damnificados.

Un territorio que ya estaba en crisis

El terremoto afecta a Siria en momentos en que el país ya vivía su peor crisis humanitaria desde el inicio de la guerra y estaba sumido en una grave depresión económica. De hecho, las ayudas internacionales para la población habían disminuido en gran medida en los últimos dos años.

La ONU estima que el 90 % de los sirios residentes en el país viven en la pobreza casi 12 años después del estallido de las revueltas populares contra Al Asad y el posterior inicio de un conflicto armado, que sigue activo, aunque la violencia ha decaído desde comienzos de 2020. Además, alrededor del 70 % de la infraestructura del país, incluidos hospitales y clínicas, está destruida, mermando la capacidad de respuesta ante desastres como el ocurrido esta madrugada.

Las zonas en manos del Gobierno han venido sufriendo en los últimos meses una grave escasez de combustible, lo que esta mañana llevó al Consejo de Ministros a incluir el aprovisionamiento de carburantes en su lista de medidas urgentes para garantizar el desarrollo de las labores de rescate.

Idlib: ¿por qué es alarmante su caso?

En el caso de Idlib y las zonas opositoras de Alepo, la situación es especialmente preocupante, ya que allí residen 4,6 millones de personas, en su mayoría dependientes de la ayuda humanitaria y casi 3 millones de ellas desplazadas por el conflicto armado.

Muchas de estas personas residen en tiendas en campamentos para desplazados, lo que podría haber salvado a algunas de ellas de ser aplastadas en derrumbes.

Sin embargo, muchas otras viven en asentamientos o integradas en las comunidades locales, donde las estructuras de algunos edificios estarían debilitadas con anterioridad por los bombardeos y ataques terrestres que todavía sacuden la región de tanto en tanto pese al alto el fuego decretado en ella hace tres años.

Las áreas opositoras del noroeste de Siria reciben ayuda humanitaria casi exclusivamente a través del paso fronterizo de Bab al Hawa, que une Idlib con Turquía, y muchas ONG que las sirven tienen su base de operaciones en Gaziantep, en la zona turca más afectada por el seísmo.

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