Atención: OMS estudia si el edulcorante aspartamo podría ser un potencial cancerígeno
La Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), un órgano de la OMS que se encarga de evaluar el potencial cancerígeno de las sustancias anunció hoy que está estudiando si el edulcorante aspartamo puede aumentar el riesgo de cáncer en la población.
Al respecto, la agencia Reuters ha expresado la posibilidad de que para julio la organización internacional declare oficialmente esta sustancia como “posible carcinógeno”.
El aspartamo es un edulcorante artificial utilizado como sustituto del azúcar en muchos alimentos y bebidas. Se trata de un compuesto químico sintético que se utiliza ampliamente como aditivo alimentario para endulzar productos bajos en calorías o sin azúcar.
Aunque el aspartamo es ampliamente utilizado y considerado seguro por varias autoridades reguladoras, como la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), ha habido cierta controversia en torno a su seguridad.
Algunas personas han reportado efectos adversos después de consumir aspartamo, como dolores de cabeza, mareos, trastornos gastrointestinales y reacciones alérgicas. Sin embargo, los estudios científicos realizados hasta la fecha no han encontrado evidencia concluyente de que el aspartamo cause efectos adversos en la mayoría de las personas cuando se consume en cantidades moderadas.
Cabe resaltar que, recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una nueva directriz sobre los edulcorantes no azucarados como la sacarina o la estevia en la que desaconseja su uso para controlar el peso corporal.
La recomendación se basa en los resultados de una revisión sistemática de la evidencia disponible, que sugiere que el uso de los edulcorantes no confiere ningún beneficio a largo plazo en la reducción de la grasa corporal en adultos o niños.
Los resultados de la revisión también sugieren que puede haber posibles efectos indeseables del uso a largo plazo de estos productos, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos.
Es importante aclarar que la IARC, con todo, no tiene en cuenta la cantidad de producto que puede ingerir una persona, ya que esa valoración y ese contexto le corresponde analizarlo a la JECFA.