Jue. Dic 26th, 2024

Las becas que les han cambiado la vida a 36.000 'pelados' y a sus familias

Valentina Correa se graduó del bachillerato en 2019, pero sus posibilidades de entrar a la universidad eran nulas. Simplemente su familia no tenía cómo pagarle una carrera profesional.

Ella, entonces, laboraba en una panadería para cubrir sus gastos, pero su verdadero propósito era entrar a estudiar. “Yo vivo con mis papás, los dos trabajan, y tengo dos hermanos, de 32 años y 30 años. De ellos, solo uno logró ser profesional, gracias al Icetex. Yo me presenté, pero no me admitieron”.

Por eso, cuando habla del programa Jóvenes a la U no duda en aceptar que le cambió la vida. “Me dio la posibilidad de cumplir mi sueño de ser profesional y regresarles a mis padres un poco de todo lo que me han dado y que no les falte nunca nada, gracias a que voy a poder tener una mejor calidad de vida. Quiero decirles a los jóvenes que hay que esmerarse, para todos hay oportunidades acá en Bogotá”. Hoy es estudiante de Marketing en la Universidad Piloto de Colombia.

 

Casos como este hay muchos. Jóvenes para quienes era, literalmente, un imposible ser profesionales hoy ven como un despegue esta posibilidad que llegó a sus vidas.
Hay que recordar que el programa Jóvenes a la U surge como una de las estrategias de la Administración Distrital para dar cumplimiento a la meta establecida en el Plan Distrital de Desarrollo.

Este dejaba claro que ofrecería a través de las instituciones de educación superior (IES) 20.000 cupos nuevos mediante un nuevo modelo inclusivo, innovador y flexible que brindara alternativas de acceso, permanencia y pertinencia a programas de educación superior o la llamada posmedia, promoviendo el trabajo colaborativo.

Fue así como la primera convocatoria se hizo en el segundo semestre de 2021, y hasta la fecha se han realizado seis ediciones. Todas han sido multitudinarias, parques como el Simón Bolívar se llenan de hombres y mujeres repletos de sueños en sus cabezas.

Festival Jóvenes a la U

Jóvenes a la U.   Fotos: Milton Diaz / El Tiempo

Foto: 

Milton Díaz. El Tiempo

Para llevar a cabo esta apuesta, el Distrito ha tenido que invertir un presupuesto de 1,8 billones de pesos. El programa se realiza gracias a una alianza construida entre el Distrito y 51 IES públicas y privadas de la ciudad-región.

Hoy, los jóvenes que participaron en la quinta convocatoria están ya realizando sus procesos de formación. Con ellos ya se pueden contabilizar 36.000 beneficiarios de programas de acceso a educación superior del Distrito.

Según la Secretaría de Educación (SED), eso quiere decir que se superó la meta establecida en el Plan Distrital de Desarrollo, que era de 20.000. “Con la sexta convocatoria llegaremos a 40.000. Esta cifra es alrededor de diez veces más los cupos que tradicionalmente financiaba el Distrito”, dijo la secretaria de Educación, Edna Bonilla Sebá.

Dayanna Julieth Benítez Gutiérrez es otro caso de éxito. Ella salió del colegio Gustavo Rojas Pinilla y hoy es estudiante de Licenciatura en Educación Artística. Está en quinto semestre. “Antes de vincularme al programa de Jóvenes a la U, estaba estudiando un tecnólogo en mercadeo con el Sena, para luego homologar y hacer así una carrera profesional, sin embargo, siempre he estado relacionada con el arte, soy bailarina profesional y actriz”.

Ella ya había descartado estudiar profesionalmente porque ni ella ni su familia cuentan con recursos. Ella vive con su mamá y sus dos hermanas, de 18 y 16 años. Siempre ha admirado a su mamá, pues la ha visto trabajar día y noche para sacarlos adelante. “Mi enfoque siempre ha sido artístico, por eso quiero, con mi profesión, fomentar más el arte en las localidades de la ciudad y mejorar así la vida de los ciudadanos. Esta oportunidad me ayudó a cambiar mis proyecciones, cumplir mis sueños y, sobre todo, sembró en mí esa idea de querer ayudar a otros a través de mi profesión. Mi objetivo es crear una academia artística en la que pueda recibir a todas las personas, no importa si cuentan o no con recursos, y, por qué no, llegar a ser ministra de Cultura”.

Y además de las historias, las cifras hablan por sí solas y cada vez son más esperanzadoras. Ocho de cada diez beneficiarios son la primera generación de sus familias en acceder a educación superior; seis de cada diez beneficiarias son mujeres; cinco de cada diez viven en pobreza extrema o moderada; ocho de cada diez son egresados de colegios oficiales. Así mismo, se evidencia una importante participación de personas con discapacidad, población LGBTI, víctimas del conflicto armado, grupos étnicos, mujeres víctimas de violencia basada en género y mujeres con hijos. “Por eso no exageramos cuando decimos que este programa cambia vidas”, manifestó Bonilla.
Con estos resultados, el alcalde electo de Bogotá, Carlos Fernando Galán, sabe que este tiene que seguir siendo uno de los programas bandera de la Administración.

“Necesitamos que cada día más jóvenes puedan ir a la universidad y mostrar todo su potencial. El programa Jóvenes a la U es un gran avance. Mi compromiso será potenciarlo para que cada vez más ciudadanos construyan un proyecto de vida gracias a la educación. Esta última es el motor del cambio”.

Según Julián de Zubiría, experto en educación, sin duda, el programa Jóvenes a la U debe continuar, pues logró la continuidad de estudios a 36.000 bachilleres. “A ellos y a sus familias les brindó las oportunidades de las cuales habían carecido para continuar sus estudios en la educación superior”.

Explicó que hay un efecto positivo para la movilidad social. “Así mismo, se está fortaleciendo la educación técnica que necesitamos como sociedad y que, en general, no es utilizada por los egresados de la educación media. Uno de cada tres beneficiarios está cursando estos programas de educación superior”.

De Zubiría resalta que el programa superó los graves defectos que tuvo el programa Ser Pilo Paga, implementado durante el gobierno de Juan Manuel Santos. “Ser Pilo fue un programa pensado para beneficiar a las universidades privadas y para concentrar a los jóvenes destacados en cinco universidades. En cambio, Jóvenes a la U exige cofinanciación de las universidades privadas y se lleva a cabo sin el extenso, complejo y muy costoso traslado de los beneficiarios a los principales centros urbanos del país”.

Añadió que, además, los jóvenes eligen estudios técnicos, tecnológicos y universitarios entre 51 instituciones de Bogotá. “Dados los grandes beneficios para esta población, sus familias y la ciudad, en la alcaldía de Carlos Fernando Galán el programa debe continuar en condiciones similares”.

Ángel Pérez Martínez, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Tecnológica de Bolívar, afirmó que este es un programa que sí respondió a las luchas de los jóvenes y aquellos que participaron en el estallido social. “Está bien concebido, los jóvenes pueden seleccionar entre diferentes opciones. Es la posibilidad de que los más pobres tengan libertad de escoger. Ayuda, además, a que los jóvenes se esfuercen más y tengan más motivación”.

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