Mar. Jul 23rd, 2024

Se estrena ‘Napoleón’: la guerra en su esplendor y las obsesiones del tirano

El director Ridley Scott y la actriz nominada al Óscar Vanessa Kirby hablan de la épica película.

Solo hay una forma en la que a Ridley Scott le gusta hacer películas. En Hollywood es famoso por filmar con al menos diez cámaras en cada secuencia y por preferir los extras reales a los creados por computador para ‘rellenar’ las batallas; es meticuloso en la acción, pero se toma licencias dramáticas para contar sus historias que se apartan del rigor histórico. Las críticas le llueven, a veces se molesta, a veces no le importa. Es que a los 85 años y después de seis décadas dedicadas al cine puede hacer lo que le dé la gana.dapibus leo.

u más reciente antojo es una película de proporciones épicas, como las que se rodaban en la época dorada de Hollywood, esas que duraban tres horas e involucraban a miles de personas delante y detrás de la cámara, escenarios reales y una posproducción de meses. Claro, y a un brillante grupo de actores. Desde siempre, Scott se sintió atraído por la figura de Napoleón Bonaparte, su personalidad egocéntrica y maquiavélica, sumada a una habilidad política indomable, que lo convirtieron en un personaje inmortal.

“Es importante porque la influencia de un personaje como Napoleón puede ser grandiosa o mortal”, reconoce el director.

Su interés por el emperador, estratega y militar francés viene de lejos. Su primera película, The Duellists (Los duelistas, 1977), era un drama de época ambientado en Francia durante las guerras napoleónicas. “No salía Napoleón, pero sus códigos y estándares estaban muy presentes”, señala. “La historia es muy interesante, porque no solemos aprender de nuestros errores”, asegura. De esta manera, dice Scott, “una cinta histórica que aborda lo acaecido hace doscientos años, filtrada a través de la perspectiva de un artista, se vuelve totalmente relevante para nuestro presente”.

Película Napoleón de Ridley Scott

El director Ridley Scott con el actor Joaquin Phoenix.

Foto: La película que acaba de estrenarse en los cines del país detalla el accidentado ascenso y la caída del emblemático emperador francés Napoleón Bonaparte, interpretado por un Joaquin Phoenix que se encamina hacia un nuevo premio Óscar. Napoléon muestra su viaje hacia el poder, pero sobre todo, la enfermiza relación que sostuvo con Josefina, su musa y esposa.


“Además de ser un estratega incomparable, un político maravilloso, intuitivo e incluso despiadado, me fascina el hecho de que un hombre como éste, que está a punto de tomar posesión de Moscú, pudiera obsesionarse con la vida de su esposa en París”, agrega el director que cuenta con títulos icónicos como Alien, Blade Runner, Gladiator, Thelma and Louise o Black Hawk Down.

Me fascina el hecho de que un hombre como éste, que está a punto de tomar posesión de Moscú, pudiera obsesionarse con la vida de su esposa en París

La relación entre Napoleón y Josefina de Beauharnais parece no haber sido un idílico cuento de hadas. En el filme de Scott, la joven de origen provinciano que se pulió en sus modales e ingresó a la aristocracia francesa en plena decadencia de la Revolución, es interpretada por la nominada al Óscar Vanessa Kirby (Fragmentos de una mujer).

“Josefina tiene ese desenfreno interno, que no tiene cabida en la sociedad aristocrática y que de alguna manera la hace atractiva. Es así como tiene un viaje muy loco, una relación muy alocada, en la que nunca hay una identidad en común, en la que no se reconoce el uno en el otro”, dice la actriz.

Película Napoleón de Ridley Scott

Para las escenas de batallas la producción contó con extras reales y no generados por computador.

Foto: Sony Pictures

Los historiadores relatan que lo que empezó como un romance apasionado –motivado de alguna manera por los beneficios económicos y físicos que lograban mutuamente– se convirtió en una relación de sometimiento, tóxica, obsesiva y de infidelidades por ambas partes.

“La fuerza de su independencia lentamente se extingue, a medida que avanza su relación con este emperador, que es un dictador, que domina los países como quiere y asesina a miles de personas, mientras esa llama se extingue, creo que es complejo interpretar a alguien que tiene esa energía salvaje y a la vez no se le permite ser quien es. Y creo que es algo que les pasó a muchas mujeres en la historia, a las que no se les permitió sentir ese fuego y que solo podían expresarse como los hombres querían. Es algo destructivo, en mi opinión”, agrega Kirby.

Superproducción clásica

Como la mayoría de las películas de Ridley Scott, Napoleón resultó una producción carísima, con una inversión que supera los 200 millones de dólares. “Cuando estás haciendo una película de guerra, la escala de todo es muy grande, y yo quería hacerlo todo de una vez”, cuenta el director.

Eso significa poner en la misma secuencia de una de las batallas del filme a 400 hombres, 14 cámaras y 100 caballos. “Es increíble porque de verdad estás reconstruyendo algo real”, dice. Considerando las técnicas de realización actual, una película de Scott luce como un animal prehistórico. Curiosamente, las tácticas del Napoleón real podrían ser comparables: complejas y hasta irrealizables, su estilo sanguinario de conquista le valió el mote de tirano y solo fue vencido en el campo de batalla por siete coaliciones de distintas procedencias de Europa.

“Creo que la gente se sigue fascinando con Napoleón a causa de su complicada personalidad”, comenta Scott. “Su vida no puede definirse de una sola manera. Puedes leer una biografía para saber qué ocurrió, pero lo que me interesa como realizador es su carácter, aquello que nos lleva más allá de la historia y que nos adentra en su mente”.

Napoléon sigue el esplendor bélico del conquistador, pero sobre todo, se adentra en la psiquis; y no solamente en la de Bonaparte, sino en la de su amada Josefina. “El filme viaja por la mente de alguien que quiere abarcarlo todo, de la forma caprichosa en que se le antoja, sin importarle nada ni nadie, ni cuánta gente muere en el proceso, así sea largo, lo que importa es lo que gane él”, expone Kirby, que interpreta a una emperatriz llena de inseguridades y complejos.

La semana pasada, el mismo Scott estuvo en el Museo del Prado en Madrid para presentar su película, justo al lado de los vibrantes cuadros que Napoleón, en su paso por España, le inspiró a Francisco de Goya.

“Rodar una superproducción es como dirigir un ejército”, contó el director, en el claustro que perteneció al antiguo monasterio de los Jerónimos (frente al Prado), que fue destruido por las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), y que hoy es un espacio dentro del museo, describió la agencia Efe.
Para convertirse en esta particular musa, Vanessa Kirby se acercó “a cada libro, historia o documental sobre ella. Fuimos a París, conocimos sus espacios, el museo, su tumba. Ha sido un privilegio interpretarla, ella es un ícono. Y me sentí muy bien rescatando su imagen porque siento que de alguna manera la historia la ha puesto a un lado”, comenta.

Su extraordinario sentido del humor, además de un casting “sensual y lleno de confianza”, fue fundamental en la selección de Kirby y se conjugó muy bien con la personalidad de Joaquin Phoenix, el escogido por Scott para ser Napoleón. Ya habían trabajado juntos en Gladiator y fue precisamente ese desempeño previo el que pesó para que Scott lo escogiera esta vez: “Maldición, ahí está Napoleón”, dijo el director cuando pensó en el actor.

“Lo que más me gusta es no tener todo configurado de antemano en mi mente, quiero contar con distintas posibilidades, día tras día”, explica Phoenix, ganador del Óscar por su papel como el Joker. “Ridley no solo permite dicho proceso, lo fomenta, quiere que te conduzcas tan libremente como el personaje lo haría”.

REDACCIÓN CULTURA (*)
EL TIEMPO
(*) Con entrevistas cedidas por Sony Pictures
@Cultura

 

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