Mas ahora, oh Señor, tú eres nuestro Padre,
-ISAÍAS 64.8
nosotros el barro, y tú nuestro alfarero;
obra de tus manos somos todos nosotros.
Todos somos obra de Dios. Nosotros somos el barro y Él nuestro alfarero. Dios nos santifica y transforma día a día para ser una vasija de honra.
A veces pensamos que las situaciones difíciles en nuestro trabajo, en la familia o en la iglesia son producto de algún pecado que hemos cometido, o quizá creemos que Dios se olvidó de nosotros, pero la verdad es que las pruebas nos forman en el carácter
Para desarrollar una bella escultura, el artista debe golpear a diario el bloque de mármol. Y al principio duele, sí, pero al final trae bendición y crecimiento personal.
Dios es nuestro alfarero, nuestro escultor. Sí. Amén.
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