“El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente”, Salmos 91.1.
A pesar de que vengan los ataques, las preocupaciones y obstáculos, hay un abrigo fuerte sobre nosotros: la presencia, la sombra del que Todo lo puede.
La invitación es que habitemos en la presencia de Dios. El versículo 4 del mismo Salmo dice:
Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
¿A dónde acudes cuando estás en problemas? El Señor nos invita a habitar y descansar en su presencia para siempre.
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