El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, no la tiene nada fácil. El país, necesariamente, tiene que acudir a más endeudamiento, pues la emergencia así lo amerita y es claro que las platas públicas para pagar la deuda y financiar el Estado, provienen de los impuestos de los ciudadanos.
En consecuencia, no hay más remedio que hacer reformas tributarias, lo que confirmó el funcionario, tras ver la evolución que va teniendo la epidemia en curso, que llevó a la declaratoria en Colombia de la emergencia sanitaria, social y ambiental.
Al endeudamiento que se está tomando ahora se suma el hecho de que la deuda pública colombiana ya está llegando al 50 % del PIB, según confirmó la semana pasada el Banco de la República.
Es así como, Carrasquilla venía alertando sobre la baja en el recaudo de impuestos por cuenta de la reducción en la producción del país debido al confinamiento, lo que reduce sensiblemente la demanda de productos.
“Debido a que la actividad económica está muy resentida, el recaudo será inferior a los $ 158 billones que teníamos estimado en el plan financiero”, indicó Carrasquilla en entrevista reciente.
El estimativo en la disminución del recaudo, hasta ahora, es de 10 billones de pesos. Pero la situación es cambiante y depende de cómo transcurran los hechos de la pandemia. Pero si en este momento se tuviera que hacer una reforma tributaria, ese sería el monto por el que tendría que ir.
Por supuesto que para que se dé una nueva reforma tributaria tendrá que pasar al menos un año, mientras se recompone la situación de las empresas y las personas que pagan los impuestos para que el Estado funcione y pague la deuda que hoy está adquiriendo.
Precisamente, en el informe presentado este domingo, el economista jefe del Banco Mundial, Martín Rama, subrayó que los países pueden tomar medidas a la luz de la emergencia, pero también necesitan pensar en el mediano y largo plazo cuál será la forma de cubrir los gastos que hoy se hagan. De lo contrario, el futuro podría ser más difícil, porque se ponen en riesgo logros obtenidos, como la reducción de la pobreza y la generación de bienestar ciudadano al aumentar la clase media.
En cuanto a la proyección de crecimiento de la economía, es otra variable cambiante. Si bien el Banco Mundial se arriesgó a estimar la de Colombia en -2,0 %, una de las menos malas en el contexto de América Latina, Rama subrayó que son cifras indicativas, no literales, puesto que hay que esperar cómo evoluciona la pandemia y como aborda cada país las soluciones.