Vie. Abr 19th, 2024

La pandemia paralizó por completo al pais y las iglesias, uno de los espacios más importantes para la espiritualidad de los colombianos, no fueron la excepción. Las misas ahora se transmiten por internet o televisión y los feligreses se tuvieron que adaptar a este modelo alejados de los templos. 

Con la apertura de casi todos los sectores y la “nueva realidad” que planteó la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, muchos pensaron que podrían retornar a las iglesias para profesar su religión y congregarse. Sin embargo, no fue así.

La nueva realidad que plantea Claudia López a partir de la próxima semana

La mandataria de la capital dijo que no puede haber más de 4 millones de personas en las calles y que algunas actividades deberán esperar, entre ellas la religiosa. Según López, las condiciones de los recintos son en su mayoría contraproducentes con respecto a lo que se sabe se debe evitar con la enfermedad: congregación de personas, espacios cerrados o reducidos, distanciamiento físico y la vulnerabilidad de los adultos mayores, que son una gran población de los que frecuentan las misas.

Ante esta negativa las iglesias, especialmente cristianas y católicas han alegado que se les estarían vulnerando sus derechos fundamentales consagrados en la Constitución como el derecho al culto. Esto podría abrir una posibilidad a una eventual tutela como la que ya ganó la “revolución de las canas” en el pulso por las restricciones a los mayores de edad impuestas por el presidente Duque.

Para lograr su reapertura proponen realizar tres pilotos por localidad para un total de sesenta pilotos en toda la ciudad los domingos durante quince días. Una idea sería permitir múltiples celebraciones por localidad al aire libre, garantizando el distanciamiento de dos metros entre los asistentes y que la duración sea de máximo hora y media con el 35 por ciento del aforo.

Sin embargo, el sector y sus líderes son conscientes de que no todos tienen la capacidad para hacer las congregaciones al aire libre y por eso creen que es fundamental también abrir los templos con algunas restricciones de bioseguridad. Por eso, otro segundo modelo sería realizar un número de cultos concertados con la administración distrital en tres iglesias por localidad en el que haya un aforo máximo del 35 por ciento, dependiendo si son iglesias pequeñas medianas o grandes de 200 a 1.000 metros o más.